Matar al muerto: las vanguardias italianas de Wilcock

[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 123 a 137 de Hablar de Poesía n° 47]

 

MATAR EL MUERTO: LAS VANGUARDIAS ITALIANAS DE WILCOCK

Guillermo Piro[1]

 

Para Wilcock el tiempo de las vanguardias ya había pasado. Para él, la poesía de la primera mitad del siglo XX está signada por el “triunvirato de los más grandes poetas vivientes”: Pound, Eliot y Borges –para quien, dicho sea de paso, el tiempo de las vanguardias nunca había sido. Cualquier inclinación vanguardista era percibida por Wilcock como un gesto superfluo, como una rebelión demoníaca.

Ampliando al razonamiento, cualquier intento vanguardista en el arte para Wilcock resulta demoníaco porque es simple y banal, dado que se empecina en una ruptura con formas artísticas ya de por sí perimidas sin necesidad del ejercicio de vanguardia que intenta acabar con ella. Como matar a un muerto.

En estos tres artículos que traduzco a continuación, publicados en el semanario Il Mondo entre junio y octubre de 1965 e inéditos hasta ahora en castellano, Wilcock se mofa, apelando a autores y a obras inexistentes, de las vanguardias italianas de entonces, encabezada por los nombres más relevantes del llamado Grupo 63: Giorgio Manganelli, Edoardo Sanguineti, Nanni Balestrini, Elio Pagliarani y Gilda Musa (extraña, o tal vez premeditadamente, Wilcock omite a Umberto Eco).

(…)

 

 [FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 123 a 137 de Hablar de Poesía n° 47]

 

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Guillermo Piro nació en Avellaneda en 1960. Publicó libros de poemas, novelas, cuentos y ensayos, entre ellos: Las nubes (1993), Versiones del Niágara (2000), Guillermo Hotel (2008) y A causa de un equívoco banal y transparente (2022). Trabaja como traductor literario y periodista cultural; de Wilcock tradujo los siguientes libros: El ingeniero, Hechos inquietantes, El estereoscopio de los solitarios, Italienisches Liederbuch, Los tres estados, La palabra muerte y Aprovechemos que hay una fuente.>>