Fervores de Buenos Aires
[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 7 a 23 de Hablar de Poesía n° 47]
FERVORES DE BUENOS AIRES
Lucas Adur[1]
Este año se cumple un siglo de la publicación del Fervor de Buenos Aires, de Jorge Luis Borges. Se trata de un libro muy conocido –seguramente, el más leído de sus tres primeros poemarios–, el que abre todos los volúmenes de su Obra poética y de sus Obras completas. Y, sin embargo, si nos remontamos a la edición original de 1923, Fervor es un libro casi desconocido.
La edición que hoy puede conseguirse en librerías es, para simplificar, otro libro; un libro que su autor fue modificando –con supresiones, correcciones y agregados– a lo largo de casi cincuenta años. Los números son contundentes: menos de un veinticinco por ciento de los versos de la primera edición se mantienen en la última versión recogida en la Obra poética. Más de tres cuartas partes del libro han sido suprimidas o sustancialmente alteradas. Cuando Borges, en el prólogo de la segunda edición, de 1969, declara: “No he reescrito el libro”, está muy lejos de ser exacto. En distintos lugares, Borges ha insistido en que en ese primer poemario está, en germen, toda su obra futura. En el prólogo a la segunda edición (1969), afirma: “Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después”. Pero la afirmación es un poco tramposa, si tenemos en cuenta que, al modificar el libro en sucesivas reediciones, Borges lo va acercando a sus sucesivas reinvenciones estéticas. La continuidad que puede leerse entre el joven poeta del 23 y el autor consagrado de los sesenta se debe, sobre todo, a ese constante trabajo de corrección y reescritura.
La intención de esta nota es presentar brevemente el libro de 1923, para luego mostrar, a partir del cotejo de dos poemas, qué tipo de cambios introdujo Borges: ¿cómo trabaja con sus propios textos? ¿Qué elimina, qué reemplaza? ¿Logra mejorarlos? En ese sentido, el espíritu del acercamiento que propongo no es filológico –remito para esto a los excelentes trabajos dedicados al minucioso registro de variantes (Cajero, Scarano y, desde otra perspectiva, Hernaiz)–. Entiendo esta breve indagación de versiones de Fervor como un modo privilegiado de acercarse al quehacer poético de Borges: no leer sus textos como productos acabados sino como borradores en el proceso de construcción de una obra.
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[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 7 a 23 de Hablar de Poesía n° 47]
- Lucas Adur nació en Buenos Aires en 1983. Es doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como investigador de CONICET y como docente. Dirige el proyecto de investigación “Escrituras de dios. Borges y las religiones” (FFyL, UBA). Es uno de los editores de la revista El Ansia.>>