En silencio entre plátanos

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[Fragmento. Más poemas en las páginas 77 a 80 de Hablar de Poesía n° 46]

 

Ricardo Herrera^[1]

 

RELEYENDO LAS CARTAS DE VINCENT VAN GOGH

Ahora que me toca en carne viva
tu derrumbe interior y el despuntar
del tenebroso sol del holoceno,
indago la raíz de tu bondad
con vacilante voz ensimismada.
Tu indefensión atónita, el silencio
de lo humano desnudo y aterrado,
sin futuro social, me está muy próximo.
Entraña amor tal vuelco, real ternura
por todas las criaturas de la tierra.
Un respeto que implica el abandono
de sí, un amor fati inquebrantable,
una suerte de voto de pobreza:
un estremecimiento religioso
dantesco, franciscano, medieval.
¿Cómo manifestar la conmoción
que generaba en mí tu desventura,
tu ascenso en la caída? Esa anábasis
de santidad turbada por un tráfico
sometido a un sistema de señales.
No pido nada, ni una taza vieja,
ni un plato viejo… Sí, es tu misma voz,
idéntico lamento. No hay espacio
en el pueblo; tal vez en la montaña
pueda hallarse una cueva maternal.

 

[Fragmento. Más poemas en las páginas 77 a 80 de Hablar de Poesía n° 46]