No lea las letras mientras escucha el disco

[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 119 a 129 de Hablar de Poesía n° 44]

 

NO LEA LAS LETRAS MIENTRAS ESCUCHA EL DISCO

Martín Caamaño[1]

 

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Hay que tener en cuenta que, al menos desde la aparición de Yoko Ono, Lennon se preocupó en ser algo más que un simple rockero y de ahí tal vez radique su interés por ser considerado como un artista completo y por lo tanto como “un poeta”, además de como uno de los músicos más importantes del siglo XX.  Hay cierta ingenuidad en esa idea de Lennon. Como si la poesía fuera un arte mayor, más elevado, más prestigioso, que las canciones; o, peor aún, como si la música misma fuera subsidiaria de las letras, lo que vuelve la postura de Jarvis Cocker por lo menos más sensata. Pero por qué no pensar una tercera posición en la cual el “hecho poético” surja justamente de la amalgama entre música y letra, que en esa sociedad inseparable esté cimentado el poema. Si después de todo muchas de las cualidades de la poesía – ritmo, tono, cadencia, métrica–  son también aplicables, cuando no directamente pedidas prestadas, a la música. Sí, pensar las canciones como una forma de poesía por otros medios. Algunas perlas del cancionero popular brasileño pueden ser útiles para ilustrar está idea.

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 [FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 119 a 129 de Hablar de Poesía n° 44]

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Martín Caamaño nació en Buenos Aires en 1980. Es autor de las novelas Pálido reflejo (2009) y Oslo (2021). Es traductor de literatura brasileña contemporánea. Tradujo a J.P. Cuenca, Carol Bensimon, Paulo Scott, Nuno Ramos, entre otros.  Fue guitarrista de Rosal, banda con la que editó 6 discos y colaboró en diferentes medios escribiendo sobre música, cine y literatura.  Trabaja como guionista.>>