Beatniks medievales: la sátira en verso

[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 43 a 79 de Hablar de Poesía n° 44]

 

BEATNIKS MEDIEVALES: LA SÁTIRA EN VERSO

Sebastián Bianchi[1]

 

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Aquel melenudo trashumante que veíamos remontar las calles con la guitarra a cuestas, ladeado en la entrada de un almacén o sobre el capot de un viejo carromato, trocando su musical descontento por unas monedas para el salame y la figazza, ese bohemio de dudosa prosapia ya traía acuñados unos moldes sociales y unas performatividades artísticas que se adentraban en lo hondo de la alegre Edad Media, cuando en medio de exaltadas estrofas sobre la batalla, el cielo redentor o el lunar de la amada irrumpe la voz del reclamo social a través de unos versos humorísticos, satisfechos de su propia excentricidad y de lo precario de su lugar enunciativo. Clérigos vagantes, juglares, minnesinger o trovadores venidos a menos que en los festivales de rock y psicodelia prefiguran la imagen sublimada del lumpen inspirado, en otro tiempo supieron pasear por las cortes señoriales, los caminos, las plazas o los atrios de las empinadas iglesias su voz en sílabas contadas al son de la cítara y el tambor.

            Este retrato, algo sesgado, del poeta medieval –iracundo, socarrón, heterodoxo– nos servirá para inocular en el flujo estereotipado de la lírica un nuevo prototipo que ponga en entredicho el primado de la poesía religiosa y la épica nacional, para –un tanto cinematográficamente– dar ingreso a unos géneros satíricos, humorísticos, que han mostrado una circulación probada en diferentes tradiciones poéticas, así los carmina de los goliardos, las minnesang alemanas, el sirventés provenzal, la canzone toscana, las cantigas de escarnio galaicoportuguesas, las trovas cazurras o el cantar de escolares que el ajuglarado Arcipreste incluye en su Libro de Buen Amor. Más allá de los tópicos y campos semánticos similares a los que como conjunto parece remitir la poesía satírica medieval, veremos que estas pesquisas nos auguran el contacto con unos textos que recurriendo primero al latín y luego a las lenguas vernáculas empezarán a modular los esquemas rítmicos a partir de sistemas métricos silábicos, de rimas y estrofas trabadas, dejando atrás los principios del arte poética clásica, mediante la cual los versos griegos y romanos debían acomodarse a principios cuantitativos de sílabas largas y breves, en lugar de las –por nosotros conocidas– tónicas o átonas.

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 [FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 43 a 79 de Hablar de Poesía n° 44]

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Sebastián Bianchi nació en Buenos Aires en 1966. Es Magister en Crítica y difusión de las artes (UNA). Formó parte del staff de las revistas Lamás Médula, La trompa de falopo y Extremaficción. Publicó, entre otros, Atlético para discernir funciones (1999, 2017), Manual Arandela (2009), Lalamatic y otros versos (2019), Poemas Inc. (1998– 2016) (2019). Es docente en la cátedra de Poesía III en la UNA.>>