Robert Frost: La familia de la rosa y otros poemas
Nota preliminar de Robert Frost
Versiones de Eleonora González Capria y Ricardo H. Herrera
El oído creativo. [1]
Browne hizo alusión al ojo observador. Yo quiero hablarles de la función del oído creativo. Les han hablado demasiado de los poetas que tienen una visión extraordinariamente vívida y la capacidad para elegir imágenes visuales excepcionalmente elocuentes. Pero el uso del oído, incluso en las composiciones escolares, es igual de valioso como fuente de escritura. Cuando escuchan hablar a alguien, oyen palabras, eso está claro…, pero también oyen tonos. El problema es percibirlos, recrearlos con la imaginación y plasmarlos en la escritura. Pero es probable que muy pocos de ustedes se hayan detenido a pensar en la posibilidad o la necesidad de hacerlo. Por lo general, les dicen que deben reconocer las oraciones simples, las compuestas y las complejas (largas y cortas, repetidas y aisladas, las distintas estructuras sintácticas, etcétera). “No todas las oraciones son cortas, como las de Emerson, el autor de la mejor prosa estadounidense. Tienen que usar oraciones variadas, como Stevenson, etcétera”. Se pierde de vista lo esencial. Siempre soñé con abandonar estas ideas, cuando era maestro (y, en mi propia escritura y mis estudios, con incluir los sonidos vivos del habla). Porque es un hecho fundamental que ciertas formas dependen del sonido (por ejemplo, fíjense cómo varía el tono en la ironía, la afirmación, la duda, etcétera, en el “Supongo” del granjero). Y este el problema central: ¿es posible plasmar estos tonos en la escritura? ¿Cómo se distingue el tono? Por el contexto, por el espíritu animado de la voz viva. ¿Y cuántos tonos les parece que circulan? Cientos, cientos que nunca se volcaron en un libro. Comparen este verso de To a Blackbird de T. E. Brown: “O blackbird, what a boy you are” [Oh mirlo, qué infantil eres] con este de W. B. Yeats: “Who dreamed that beauty passes like a dream” [Quién habría soñado que la belleza huye como un sueño].
Fui a misa, una vez (carcajada)… va a ser más gracioso todavía cuando les diga que lo único que recuerdo es que conté una larga serie de “Ahora bien”. Me empezó a aburrir la repetición. Sabía exactamente cuándo vendría el “Ahora bien” y sabía de antemano cuál iba a ser el tono. No hay nada que objetarle a la repetición adecuada, pero sí a la repetición mecánica del tono. Repetir está bien, si la voz tiene una función. Lo esencial, entonces, es tener en cuenta en todo tipo de escritura, en la prosa y en el verso, la ACCIÓN de la voz: los patrones de sonido, la gesticulación. Incorporen la sustancia de la vida a la técnica de la escritura. Es la única forma de no caer en la retórica marchita.
Cuando empecé a enseñar, y después de mucho tiempo de escribir, no entendía qué me pasaba a mí y a lo que yo escribía, ni a lo que escribían los demás. Recuerdo con claridad la alegría y la satisfacción que sentí cuando di por primera vez con una expresión que se ajustaba a mi pensamiento. Estaba tan contento que me puse a llorar. Era la segunda estrofa del poemita My Butterfly, que escribí cuando tenía dieciocho años. Y descubrí que los sonidos que salen de los labios de las personas eran la base de toda expresión eficaz: no eran simplemente palabras o frases, sino oraciones, cosas vivas que circulaban, las unidades esenciales del habla. Y mis poemas deben ser leídos con los mismos tonos expresivos que este discurso vivo. Veamos, por ejemplo, los cinco tonos que hay en la primera estrofa de este poema:
The Pasture / El prado
I’m going out to clean the pasture spring;
[Voy a limpiar el manantial del prado;]
(tono ameno e informativo)
I’ll only stop to rake the leaves away
[Me detendré tan solo a sacar hojas]
(tono de “excepto”, salvedad)
(And wait to watch the water clear, I may):
[(Y acaso espere a ver el agua limpia).]
(secundario, posibilidad)
I sha’n’t be gone long.—You come too.
[No me demoraré… Ven tú también.]
(desenvuelto, tranquilizador; idea de último minuto, tono seductor; “No me parece nada mal”).
I’m going out to fetch the little calf
[Voy a buscar el ternerito nuevo]
(Parecido: desenvuelto, persuasivo, tranquilizador, y con tono seductor en la segunda estrofa)
That’s standing by the mother. It’s so young,
It totters when she licks it with her tongue.
I sha’n’t be gone long.—You come too.
[Que está junto a la madre. Es tan pequeño
Que cuando ella lo lame trastabilla.
No me demoraré… Ven tú también.]
(Hace una ejemplificación similar con “Mending Wall”). Solamente vean y oigan a los dos granjeros que, en primavera, hablan a través del viejo muro, recogen las piedras caídas y las vuelven a colocar en su lugar. Perciban el tono, desafiante y amenazante, en:
“We have to use a spell to make them balance:
‘Stay where you are until our backs are turned!’”.
[nos valemos de hechizos para que se mantengan:
“¡Quédense quietas hasta que nos demos la vuelta!”.]
Hay un tono juguetón en el verso: “Oh, just another kind of outdoor game” [Ah, como otro deporte al aire libre]; un equilibrio de expresiones idiomáticas en: “He is all pine and I am apple orchard” [lo suyo es puro pino y lo mío manzanos]; incredulidad en lo que dice el otro: “Good fences make good neighbors” [Con buenos cercos hay buenos vecinos] y “But here there are no cows” [Pero acá no hay vacas]. Uno sacude la cabeza cuando dice: “Before I built a wall” [Antes de levantar muros], etcétera. ¿Lo pueden ver? ¿Y oír?
Así que el consejo que les doy para escribir composiciones, muchachos, es este: “Elijan las oraciones usando el oído y recréenlas con la imaginación cuando escriban”.
Hay zonas generales
Nos sentamos adentro y conversamos del frío que hace afuera.
Y cada vendaval que arremete y arrecia
pone en riesgo la casa. Pero la casa ya pasó otras pruebas.
Pensamos en el árbol. Si nunca más tiene hojas,
sabremos, nos decimos, que fue esta la noche de su muerte.
Es demasiado al norte, lo admitimos, para plantar duraznos.
¿Qué le sucede al hombre, es el alma o la mente
quien le impide estar preso por límites, fronteras?
Parece que aspirara a ampliar el radio
de las formas de vida hasta el Ártico.
Por qué no acaba nunca de aprender
que aunque entre el bien y el mal no hay líneas fijas
hay zonas generales con leyes que observar.
No hay mucho que podamos hacer hoy por el árbol.
Pero es inevitable, nos sentimos un poco traicionados,
porque vino a soplar el viento noroeste
justo cuando cayó el frío bajo cero.
No tiene hojas el árbol y quizás nunca broten otra vez.
Para saber habrá que esperar meses, hasta la primavera.
Pero si nunca más vuelve a crecer,
podrá culpar al rasgo ilimitado del corazón humano.
There are roughly zones // We sit indoors and talk of the cold outside. / And every gust that gathers strength and heaves / Is a threat to the house. But the house has long been tried. / We think of the tree. If it never again has leaves, / We’ll know, we say, that this was the night it died. / It is very far north, we admit, to have brought the peach. / What comes over a man, is it soul or mind / That to no limits and bounds he can stay confined? / You would say his ambition was to extend the reach / Clear to the Arctic of every living kind. / Why is his nature forever so hard to teach / That though there is no fixed line between wrong and right, / There are roughly zones whose laws must be obeyed. / There is nothing much we can do for the tree tonight. / But we can’t help feeling more than a little betrayed / That the northwest wind should rise to such a height/ Just when the cold went down so many below. / The tree has no leaves and may never have them again. / We must wait till some months hence in the spring to know. / But if it is destined never again to grow, / It can blame this limitless trait in the hearts of men.
En bosques de hoja caduca
¡Son una y otra vez las mismas hojas!
Caen desde la altura en que dan sombra
Y forman una trama de marrón desgastado
Que le calza a la tierra como un guante de cuero.
Antes de que las hojas puedan subir de nuevo
Para tupir los árboles de sombra,
Deben hundirse mientras otras trepan,
Deben hundirse entre la negrura infecta.
Deben ser perforadas por las flores
Y estar bajo sus pies de bailarinas.
Puede que sea distinto en otro mundo,
Pero sé que funciona así en el nuestro.
In hardwood groves // The same leaves over and over again! / They fall from giving shade above / To make one texture of faded brown / And fit the earth like a leather glove. // Before the leaves can mount again / To fill the trees with another shade, / They must go down past things coming up. / They must go down into the dark decayed. // They must be pierced by flowers and put / Beneath the feet of dancing flowers. / However it is in some other world / I know that this is the way in ours.
Fuego y hielo
Unos dicen que el mundo acabará en fuego
otros dicen que en hielo.
Por mi experiencia del deseo,
apoyo a los que apuestan por el fuego.
Pero si el mundo fuera a sucumbir dos veces,
lo que sé sobre el odio es suficiente
para afirmar que, al destruir, el hielo
también es poderoso
y sería eficiente.
Fire and Ice // Some say the world will end in fire, / Some say in ice. / From what I’ve tasted of desire / I hold with those who favor fire. / But if it had to perish twice, / I think I know enough of hate / To say that for destruction ice / Is also great / And would suffice.
Cierra ya las ventanas
Cierra ya las ventanas y haz que callen los campos;
Que se agiten, si quieren, en silencio los árboles;
Ya no se oyen las aves, pero si alguna canta
Seré yo únicamente el que saldrá perdiendo.
Pasará mucho tiempo hasta que se hagan barriales
Pasará mucho tiempo hasta que vuelvan las aves;
Cierra pues las ventanas, no escuchemos el viento:
Veamos cómo todo acompaña su movimiento.
Now close the windows // Now close the windows and hush all the fields; / If the trees must, let them silently toss; / No bird is singing now, and if there is, / Be it my loss. // It will be long ere the marshes resume, / It will be long ere the earliest bird: / So close the windows and not hear the wind, / But see all wind-stirred.
Al detenerse junto al bosque durante una noche nevada
Creo que sé de quién es este bosque.
Su casa, sin embargo, está en el pueblo.
Entonces no verá que me detengo
A contemplar el bosque bajo nieve.
Mi caballito pensará que es raro
Que me detenga aquí sin nada cerca
Entre el bosque y el lago congelado
En la noche más lóbrega del año.
Sacude los cencerros del arreo
Para saber si estoy desorientado.
Solo se oye además el movimiento
Del viento dócil y los copos blandos.
El bosque es bello, lóbrego e inmenso,
Pero tengo promesas que cumplir,
Y mucho por andar para dormir,
Y mucho por andar para dormir.
Stopping by woods on a snowy evening // Whose woods these are I think I know. / His house is in the village, though; / He will not see me stopping here / To watch his woods fill up with snow. // My little horse must think it queer / To stop without a farmhouse near / Between the woods and frozen lake / The darkest evening of the year. // He gives his harness bells a shake / To ask if there is some mistake. / The only other sound’s the sweep / Of easy wind and downy flake. // The woods are lovely, dark and deep, / But I have promises to keep, / And miles to go before I sleep, / And miles to go before I sleep.
El prado
Voy a limpiar el manantial del prado;
Me detendré tan solo a sacar hojas
(Y acaso espere a ver el agua limpia).
No me demoraré… Ven tú también.
Voy a buscar el ternerito nuevo
Que está junto a la madre. Es tan pequeño
Que cuando ella lo lame trastabilla.
No me demoraré… Ven tú también.
The pasture // I’m going out to clean the pasture spring; / I’ll only stop to rake the leaves away / (And wait to watch the water clear, I may): / I sha’n’t be gone long.—You come too. // I’m going out to fetch the little calf / That’s standing by the mother. It’s so young, / It totters when she licks it with her tongue. / I sha’n’t be gone long.—You come too.
El teléfono
-Cuando hoy llegué al extremo más distante
Que pude alcanzar caminando,
Hubo un momento
De completo silencio
En el que al inclinarme sobre una flor te oí
Hablar. No digas que no porque escuché tu voz:
Me hablabas por la flor que está en el ventanal.
¿Recuerdas qué dijiste?
-Dime primero qué creíste oír.
-Tras encontrar la flor y espantar una abeja,
Agaché la cabeza y
Tomándola del tallo
Me puse a oír y creí entender la palabra…
¿Cuál era? ¿Me llamaste por mi nombre?
O dijiste…
Alguien me dijo: ‘Ven’… lo escuché al inclinarme.
-Tal vez pensé algo así, pero sin decirlo.
-Bueno, por eso vine.
The telephone // “When I was just as far as I could walk / From here to-day, / There was an hour / All still / When leaning with my head against a flower / I heard you talk. / Don’t say I didn’t, for I heard you say— / You spoke from that flower on the window sill— / Do you remember what it was you said?” // “First tell me what it was you thought you heard.” // “Having found the flower and driven a bee away, / I leaned my head, / And holding by the stalk, / I listened and I thought I caught the word— / What was it? Did you call me by my name? / Or did you say— / Someone said ‘Come’—I heard it as I bowed.” // “I may have thought as much, but not aloud.” // “Well, so I came.”
El arreglo del muro
Hay algo que está en contra de los muros,
algo que hincha la tierra helada en sus cimientos
y desmorona al sol las piedras de la cima,
abriendo brechas por las que pasan dos hombro con hombro.
La de los cazadores es una obra distinta:
vine tras ellos a arreglar el muro,
pues no han dejado piedra sobre piedra
por sacar al conejo de la cueva
y aplacar a los perros. Me refiero a las brechas
que nadie vio nacer u oyó nacer,
pero que en primavera, tiempo de arreglos, vemos.
Le aviso a mi vecino tras la cuesta;
y un día nos reunimos para marcar los límites
y levantar de vuelta el muro entre nosotros.
El muro nos separa y trabajamos.
A cada cual las rocas rotas de cada cual.
Y como unas son panes y otras casi pelotas
nos valemos de hechizos para que se mantengan:
“¡Quédense quietas hasta que nos demos la vuelta!”.
Nos gastamos los dedos de moverlas.
Ah, como otro deporte al aire libre,
uno contra uno. No es mucho más:
el muro no hace falta donde está,
lo suyo es puro pino y lo mío manzanos.
Mis manzanos jamás van a cruzar
a comerse los conos de sus pinos, le digo.
Me dice solamente: “Con buenos cercos hay buenos vecinos”.
La primavera me provoca, y pienso
si podré hacerle entrar la idea en la cabeza:
“¿Por qué buenos vecinos? ¿No van cercos
solo si hay vacas? Pero acá no hay vacas.
Antes de levantar muros me gusta
saber qué dejo adentro o dejo afuera
y a quién puedo ofender al construirlos.
Hay algo que está en contra de los muros,
que los quiere tirar”. Puedo decirle “duendes”,
pero duendes no son, y yo quisiera
que él mismo lo dijera. Allá lo veo
trae una roca firme en cada mano,
como un salvaje armado de la edad de piedra.
Está a la sombra, me parece a mí,
no solo de los bosques y los árboles.
No quiere cuestionar el refrán de su padre,
y tan contento está de haberlo recordado
que dice una vez más: “Con buenos cercos hay buenos vecinos”.
Mending wall // Something there is that doesn’t love a wall, / That sends the frozen-ground-swell under it, / And spills the upper boulders in the sun; / And makes gaps even two can pass abreast. / The work of hunters is another thing: / I have come after them and made repair / Where they have left not one stone on a stone, / But they would have the rabbit out of hiding, / To please the yelping dogs. The gaps I mean, / No one has seen them made or heard them made, / But at spring mending-time we find them there. / I let my neighbor know beyond the hill; / And on a day we meet to walk the line / And set the wall between us once again. / We keep the wall between us as we go. / To each the boulders that have fallen to each. / And some are loaves and some so nearly balls / We have to use a spell to make them balance: / ‘Stay where you are until our backs are turned!’ / We wear our fingers rough with handling them. / Oh, just another kind of outdoor game, / One on a side. It comes to little more: / There where it is we do not need the wall: / He is all pine and I am apple orchard. / My apple trees will never get across / And eat the cones under his pines, I tell him. / He only says, ‘Good fences make good neighbors.’ / Spring is the mischief in me, and I wonder / If I could put a notion in his head: / ‘Why do they make good neighbors? Isn’t it / Where there are cows? But here there are no cows. / Before I built a wall I’d ask to know / What I was walling in or walling out, / And to whom I was like to give offense. / Something there is that doesn’t love a wall, / That wants it down.’ I could say ‘Elves’ to him, / But it’s not elves exactly, and I’d rather / He said it for himself. I see him there / Bringing a stone grasped firmly by the top / In each hand, like an old-stone savage armed. / He moves in darkness as it seems to me, / Not of woods only and the shade of trees. / He will not go behind his father’s saying, / And he likes having thought of it so well / He says again, ‘Good fences make good neighbors.’
La siega
No se oye otro sonido junto al bosque, solo este,
Y es mi larga guadaña susurrándole al campo.
¿Qué le está susurrando? No sabría decirlo.
Tal vez le cuenta algo sobre el ardor del sol,
Algo sobre la ausencia de rumores, tal vez,
Y de ahí que susurre y no le hable en voz alta.
Nada acerca del sueño que nos regala el ocio,
O del oro ofrecido por un duende o un hada;
Lo que excede lo cierto le parece muy poco
Al amor esforzado que cultiva en el cieno
(No sin sus tenues flores: las pálidas orquídeas)
Espantando culebras de un verde deslumbrante.
Los hechos son los sueños más dulces del trabajo.
Susurra mi guadaña, mientras prospera el heno.
Mowing // There was never a sound beside the wood but one, / And that was my long scythe whispering to the ground. / What was it it whispered? I knew not well myself; / Perhaps it was something about the heat of the sun, / Something, perhaps, about the lack of sound— / And that was why it whispered and did not speak. / It was no dream of the gift of idle hours, / Or easy gold at the hand of fay or elf: / Anything more than the truth would have seemed too weak / To the earnest love that laid the swale in rows, / Not without feeble-pointed spikes of flowers / (Pale orchises), and scared a bright green snake. / The fact is the sweetest dream that labor knows. / My long scythe whispered and left the hay to make.
Pogonias silvestres
Un prado rezumante,
como una ínfima joya, redondo como un sol,
Un aro no más grande que los árboles
A su alrededor
Donde el viento no entraba
Y el aire sofocaba por el dulce
Aliento de un sinnúmero de flores:
Un templo del calor.
Allí bajo el fulgor, arrodillados,
Tal cual se debe venerar al sol,
Juntamos mil orquídeas
Que estaban a la vista;
Porque aunque había poca hierba en torno
Una brizna de cada dos tenía
Pintadas en la punta un par de alas coloridas,
Que teñían la atmósfera.
Una humilde plegaria
Rezamos antes de dejar el prado atrás:
Que durante la gran cosecha
Se olvidaran de aquel lugar;
O que, con menos suerte, recibiera
Unos breves honores:
Que nadie segara la hierba
Mientras se confundiese con las flores.
Rose pogonias // A saturated meadow, / Sun-shaped and jewel-small, / A circle scarcely wider / Than the trees around were tall; / Where winds were quite excluded, / And the air was stifling sweet / With the breath of many flowers,— / A temple of the heat. // There we bowed us in the burning, / As the sun’s right worship is, / To pick where none could miss them / A thousand orchises; / For though the grass was scattered, / Yet every second spear / Seemed tipped with wings of color, / That tinged the atmosphere. // We raised a simple prayer / Before we left the spot, / That in the general mowing / That place might be forgot; / Or if not all so favoured, / Obtain such grace of hours, / That none should mow the grass there / While so confused with flowers.
A buscar agua
El pozo de la entrada estaba seco
Y nos fuimos llevando balde y tacho
Por los campos, a espaldas de la casa,
Para ver si el arroyo aún corría;
Contentos del motivo para ir,
Porque era un lindo atardecer de otoño
(Aunque algo frío) y era nuestro el campo
Y nuestro el bosque al lado del arroyo.
Corrimos como yendo hacia la luna,
Que salía despacio tras los árboles,
Tras las ramas sin hojas, ya desnudas,
y sin los pájaros y sin la brisa.
Pero al llegar al bosque nos paramos
Como duendes que de la luna huían
Listos para correr e ir a escondernos
Entre risas, aunque nos vio enseguida.
Nos sujetamos ambos con las manos
Para oír antes de poder mirar,
Y en medio de un silencio que fue cómplice
Oímos, reconocimos el arroyo.
Una nota de un único lugar,
una débil cascada cantarina:
ya gotas que flotaban como perlas,
ya una hojuela de plata en el remanso.
Going for water // The well was dry beside the door, / And so we went with pail and can / Across the fields behind the house / To seek the brook if still it ran; // Not loth to have excuse to go, / Because the autumn eve was fair / (Though chill), because the fields were ours, / And by the brook our woods were there. // We ran as if to meet the moon / That slowly dawned behind the trees, / The barren boughs without the leaves, / Without the birds, without the breeze. // But once within the wood, we paused / Like gnomes that hid us from the moon, / Ready to run to hiding new / With laughter when she found us soon. // Each laid on other a staying hand / To listen ere we dared to look, / And in the hush we joined to make / We heard, we knew we heard the brook. // A note as from a single place, / A slender tinkling fall that made / Now drops that floated on the pool / Like pearls, and now a silver blade.
Pidiendo rosas
Una casa, al parecer sin dueña y sin dueño,
Con puertas que tan solo el viento azota
Y los pisos cubiertos de vidrios y de yeso,
En medio de un jardín con anticuadas rosas.
Paso con Mary mientras anochece;
“Me pregunto”, le digo, “a quién le pertenece”.
“A nadie que conozcas”, responde desdeñosa.
“Pero hay que consultarle antes de cortar rosas”.
Y nos damos la mano en el frío rocío
Que cae en el silencio del bosque que reposa,
Y hacia la puerta abierta marchamos decididos
Y llamamos al eco cual mendigos de rosas.
“¿Está allí, por favor, Señora Sea-quien-sea?”.
Es Mary la que habla y explica la visita:
“¿Está allí? ¡Por favor, déjeme que la vea!
Es verano otra vez; vinimos por las rosas.
“Quiero hablar con usted, acuérdese de Herrick,
El poeta; no hay chica que no sepa la cita:
Si una flor no se corta, tan solo se marchita,
Y no se gana nada atesorando rosas”.
Mantenemos unidas las manos que nos dimos
(No nos importa mucho si le da un mal sentido)
Y entonces se aparece brillando vaporosa
Y guardando silencio nos concede sus rosas.
Asking for roses // A house that lacks, seemingly, mistress and master, / With doors that none but the wind ever closes, / Its floor all littered with glass and with plaster; / It stands in a garden of old-fashioned roses. // I pass by that way in the gloaming with Mary; / ‘I wonder,’ I say, ‘who the owner of those is. / ‘Oh, no one you know,’ she answers me airy, / ‘But one we must ask if we want any roses.’ // So we must join hands in the dew coming coldly / There in the hush of the wood that reposes, / And turn and go up to the open door boldly, / And knock to the echoes as beggars for roses. // ‘Pray, are you within there, Mistress Who-were-you?’ / ’Tis Mary that speaks and our errand discloses. / ‘Pray, are you within there? Bestir you, bestir you! / ’Tis summer again; there’s two come for roses. // ‘A word with you, that of the singer recalling— / Old Herrick: a saying that every maid knows is / A flower unplucked is but left to the falling, / And nothing is gained by not gathering roses.’ // We do not loosen our hands’ intertwining / (Not caring so very much what she supposes), / There when she comes on us mistily shining / And grants us by silence the boon of her roses.
La familia de la rosa
La rosa es una rosa
Y siempre fue una rosa.
Hoy la teoría esboza
Que la manzana es rosa
Y la pera, y también,
Sospecho, la ciruela.
Solo Dios sabe bien
Qué más se dirá rosa.
Tú, por cierto, eres una rosa,
Pero jamás fuiste otra cosa.
Rose family // The rose is a rose, / And was always a rose. / But the theory now goes / That the apple’s a rose, / And the pear is, and so’s / The plum, I suppose. / The dear only knows / What will next prove a rose. / You, of course, are a rose— / But were always a rose.
- Este texto se basa en las notas tomadas por George H. Browne, director de la escuela Browne and Nichols, durante la charla que allí dio Robert Frost, el 10 de mayo de 1915. Traducción de Eleonora González Capria.>>