Anne Carson, Helena de Troya y Marilyn Monroe

[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 159 a 170 de Hablar de Poesía n° 43]

 

ANNE CARSON, HELENA DE TROYA Y MARILYN MONROE

Nota introductoria de María Negroni
Traducción de María Negroni y Federico Barea[1]

 

El libro se llama Norma Jeane Baker of Troy y lo escribió Anne Carson. Es un monólogo teatral para un solo personaje –Norma Jeane Baker– estructurado en cinco episodios escandidos por entradas de un diccionario griego que funcionan como estribillos. Compartimos en este artículo los tres primeros.

            Norma Jeane Baker es el nombre “real” de la mítica estrella y sex symbol de Hollywood, Marilyn Monroe. Sabemos quién es Helena: la esposa del griego Menelao, que se fuga con Paris.

            La rubia platinada de Hollywood y “la prostituta de Troya” tienen mucho en común. Ambas utilizan la seducción para engañar. Ambas han sido o serán fatídicas, sobre todo para sí mismas.

            Como siempre en Carson la escritura se mueve en varios niveles. Sus obras son palimpsestos: una capa bajo otra capa bajo otra capa. Todo conectado con todo: los hexámetros yámbicos y las tetas de Marilyn Monroe, el tsunami que se desata de pronto en L.A y Helena de Troya que se evapora en un cuarto del motel Best Western, la propia Marilyn que se afilia a un grupo de talibanes y el constante doble sentido de la sexualidad y el humor.

            Se diría, a la vez, un tratado delirante y un informe paródico, prosaico y expeditivo sobre los modos en que se “construye” la realidad.

            Un texto, en suma, completamente irrespetuoso de la alta cultura.

            Dije que el monólogo de Norma Jeane está escandido por entradas de un diccionario griego que funcionan como estribillos. Todas esas entradas definen cosas, dan pistas interpretativas, sugieren reflexiones. Son, podríamos decir, el telón de fondo que, como una suerte de bajo tonal, une las palabras y las cosas, los términos bélicos y la sensualidad, la violencia y el deseo, el teatro y la vida, lo privado y lo público, la tradición y la innovación formal, la denuncia y la irreverencia. Las palabras figuran primero en griego, después en inglés; abundan los sinónimos.

            Las entradas son jugosas. Hay allí lecciones de guerra, dilemas, casos de estudio y, sobre todo, recomendaciones para no caer en las trampas de la confusión, no tomar una cosa por otra (una nube por una mujer, por ejemplo) y así evitar embarcarse en epopeyas costosas para reparar ofensas que nunca existieron.

            A veces, la etimología es atroz. El verbo ???????? (en griego, tomar) da en latin rapio, rapere, raptus sum y en inglés rape y rapture, que significan, respectivamente violación y rapto, éxtasis, trance.

            El lenguaje debería cubrirse los ojos para no ver lo que dice, escribe Carson.

            Otras veces, el concepto es esquivo y cuesta precisarlo.

            Uno de esos conceptos es el de suciedad. Sucio es algo que ha cruzado, sin permiso, una frontera, cualquier frontera (geográfica o conceptual) y está, por ende, fuera de lugar, como Helena que mancha, con el barrio griego de sus sandalias, las recámaras de Príamo, acarreando con ella categorías y formas inestables que suscitan desconfianza y temor.

            Helena salpica muerte, escribe Carson. Helena es una suerte de error epistemológico en la corte troyana. Una presencia que priva a las cosas de su nitidez, exacerbando la paranoia.

            La literatura puede cumplir también esa función. Anne Carson lo prueba con creces. Pone en escena una escuela de cadáveres vivos y con eso teje su propio tapiz antihigiénico, reacio a la desgracia bienpensante, sin la menor intención de instruir a nadie.

            Exeunt omnes cantando.

 

[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 159 a 170 de Hablar de Poesía n° 43]

 

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. María Negroni nació en Rosario en 1951. Publicó, entre otros: Islandia Cantar la nada, Archivo Dickinson, Exilium, y Ontario (poesía); Ciudad Gótica, Museo Negro, Pequeño Mundo Ilustrado y El arte del error (ensayo); El sueño de Úrsula y La Anunciación (ficción). Actualmente dirige la Maestría en Escritura Creativa de la UNTREF en Buenos Aires.

    Federico Barea nació en Buenos Aires en 1982. Como investigador realizó la bibliografía Todo Córtazar, (2014) junto a Lucio Aquilanti. Acompañó a María Negroni en la traducción de Hotel Insomnio de Charles Simic (Zindo & Gafuri, 2017). Juntos, además, compilaron la poesía completa de H. A. Murena: Una corteza de paraíso, (Editorial Pre-Textos, 2019). >>