Y se llena mi boca de intrépida música (Ezra Pound)

[FRAGMENTO. Ensayo completo en las páginas 113 a 122 de Hablar de Poesía n° 39]

 

Por Ramiro Vilar[1]

 

Cuenta Noel Stock que la noche en que Pound le leyó a Hulme y a otros poetas su “Sestina: Altaforte”, mientras cenaban en un restaurante de Londres, el encargado puso un biombo alrededor de su mesa, supongo que para proteger a los demás comensales de los gritos. Porque la única imagen que puedo pensar es la del estallido de una tormenta. Cuando leí esa anécdota no me costó imaginar la escena, ya que pude asociarla a un registro que ya conocía, una grabación de Pound leyendo “Altaforte” en 1939 en la Universidad de Harvard, treinta años después de aquella primera escena londinense. Ahora que junto esos dos momentos se produce una extraña constelación, ya que poco después ese mismo año comenzó la Segunda Guerra Mundial, que no solo arrastraría al mundo a su mayor catástrofe sino que, a su modo, arrastró también a Pound hacia su propia tragedia, a una que él mismo construyó lentamente al sucumbir al fascismo y a otras obsesiones. Sumergido en su propia manía, atacó por la radio de Roma al gobierno estadounidense durante toda la guerra, y en 1945 terminó encarcelado por las fuerzas de su país. Los siguientes trece años los pasó en una institución mental: era eso o juzgarlo por traición a la patria.

 

 

SEXTINA: ALTAFORTE

Loquitur: En Bertrans de Born.

Dante Alighieri puso a este hombre en el infierno porque fue un instigador de discordias.

¡Eccovi!
¡Juzgadlo!

¿Lo he desenterrado?

La escena es en su castillo, Altaforte. “Papiols” es su juglar.

“El Leopardo”, el emblema de Ricardo Corazón de León.       

 

I

¡Malditos sean todos! Todo el sur nuestro apesta a paz.
¡Hijo de puta, Papiols! ¡A la música!
No puedo vivir sin el ruido de espadas que chocan.
Pero ¡ah! al ver los estandartes, púrpura y oro, que se oponen
y los campos debajo que se tiñen de rojo,
estalla mi pecho extasiado en aullidos de gozo.

II

El calor del verano me da el mismo gozo
si arrasa la tierra el tornado y mata su estúpida paz,
y el rayo del cielo dibuja en lo negro su rojo,
y el trueno salvaje me ruge su música,
y el viento que brama y las nubes dementes se oponen,
y cruzan los cielos hendidos espadas de Dios que se chocan.

 

III

¡Quiera pronto el infierno dejarnos sentir las espadas que chocan!
¡Los caballos de guerra lanzando en combate relinchos de gozo,
pechos armados que a pechos armados se oponen!
¡Mejor una hora luchando que un año de paz
y de mesas colmadas, y de vino y mujeres e insípida música!
¡No existe mejor vino que la sangre y su rojo!

 

IV

Y amo ver salir el sol con su sangre y su rojo.
Y observo en lo oscuro sus lanzas que chocan
y se colma mi pecho de gozo
y se llena mi boca de intrépida música
al ver su desdén desafiando la paz,
y su luz y poder a la negra penumbra se oponen.

 

V

Los hombres que temen la guerra y se esconden y oponen
al grito de guerra que invoco, no tienen sangre roja
solo saben pudrirse entregados a su preciosa paz
lejos del sitio en que triunfa el coraje de espadas que chocan;
si mueren esas perras yo me embriago de gozo
y lleno todo el aire con mi música.

 

VI

¡Papiols, Papiols, a la música!
No hay clamor que se iguale al de espadas y espadas que se oponen,
ni hay un grito que iguale al grito de guerra y su gozo,
cuando espadas y brazos derraman su rojo
y “El Leopardo” y los nuestros se chocan.
¡Maldiga Dios por siempre a los que gritan “paz”!

 

VII

¡Y que la música de espadas los cubra con su rojo!
¡El infierno nos jure que pronto oiremos espadas que chocan!
¡El infierno mancille por siempre la idea de “paz”!

 

 

SESTINA : ALTAFORTE

Loquitur: En Bertrans de Born.
Dante Alighieri put this man in hell for that he was a stirrer-up of strife.
Eccovi!

Judge ye!
Have I dug him up again?
The scene in at his castle, Altaforte. “Papiols” is his jongleur.
“The Leopard,” the device of Richard (Cúur de Lion). 


I

Damn it all! all this our South stinks peace./ You whoreson dog, Papiols, come! Let’s to music! / I have no life save when the swords clash./ But ah! when I see the standards gold, vair, purple, opposing/ And the broad fields beneath them turn crimson, / Then howl I my heart nigh mad with rejoicing.


 II

In hot summer have I great rejoicing / When the tempests kill the earth’s foul peace,/ And the lightnings from black heav’n flash crimson,/ And the fierce thunders roar me their music / And the winds shriek through the clouds mad, opposing,/ And through all the riven skies God’s swords clash.


 III

Hell grant soon we hear again the swords clash!/ And the shrill neighs of destriers in battle rejoicing,/ Spiked breast to spiked breast opposing!/ Better one hour’s stour than a year’s peace / With fat boards, bawds, wine and frail music!/ Bah! there’s no wine like the blood’s crimson!


IV

And I love to see the sun rise blood-crimson./ And I watch his spears through the dark clash/ And it fills all my heart with rejoicing / And pries wide my mouth with fast music / When I see him so scorn and defy peace,/ His lone might ‘gainst all darkness opposing. 

 

V

The man who fears war and squats opposing / My words for stour, hath no blood of crimson/ But is fit only to rot in womanish peace/ Far from where worth’s won and the swords clash/ For the death of such sluts I go rejoicing;/ Yea, I fill all the air with my music. 

 

VI

Papiols, Papiols, to the music!/ There’s no sound like to swords swords opposing,/ No cry like the battle’s rejoicing/ When our elbows and swords drip the crimson/ And our charges ‘gainst “The Leopard’s” rush clash./ May God damn for ever all who cry “Peace!”

 

VII

And let the music of the swords make them crimson!/ Hell grant soon we hear again the swords clash!/ Hell blot black for always the thought “Peace!”

 

 

[FRAGMENTO: Ensayo completo en las páginas 113 a 122 de Hablar de Poesía n° 39]

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Ramiro Vilar nació en Buenos Aires, en 1978. Es docente y se han publicado traducciones suyas de G. K. Chesterton (La era victoriana en literatura y El hombre que fue Jueves) y de sir Thomas Browne (Urnas sepulcrales: Hydriotaphia).>>