Los poemas chinos de Juan L. Ortiz

[FRAGMENTO. Ensayo completo en las páginas 7 a 48 de Hablar de Poesía n° 37]

por Miguel Ángel Petrecca [1]

 

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            De los dos poemas de Emi Siao traducidos por Juanele pude rastrear uno solo, “La flor del ciruelo”, de hecho uno de sus poemas más conocidos, que había sido elogiado por el propio Mao. Es un poema de 1934, es decir, de su década soviética. La imagen de la flor del ciruelo le da un tono clásico que se corrobora a nivel formal al leer el original, ya que muestra un acercamiento a la poesía clásica. “La flor del ciruelo” es una sucesión de versos de siete caracteres, con una cesura en el medio y rima irregular, lo cual permite clasificarlo como un “gutishi” o “poesía de estilo antiguo”, es decir, una de las formas prevalecientes antes de las innovaciones de la época Tang. Sólo que, a pesar de esta forma, el poema no está escrito en lengua clásica, sino en un mandarín moderno, transparente y sencillo.

            Una traducción carácter por carácter de este poema permite ver mejor el trabajo que hace Juanele.

              juanele-hablar-de-poesia-poemas-chinos-

       

       “La flor del ciruelo” (Emi Siao)

        En el umbral del nuevo año
        admirad la flor del ciruelo.
        Corté una rama del árbol, la traje a mi casa,
        y la flor puse en un vaso.
        La flor no teme, ya, ni a la nieve ni a la helada.
        Para los invitados reunidos alrededor de la mesa
        preparé una garrafa de vino.
        Juntos bebemos el vino, enteramente a nuestro gusto.
        Y leemos poemas contemplando la flor del ciruelo,
        la flor que en secreto se regocija y se burla
        de sus hermanas infortunadas.
        En la primavera, cuando la nieve se derrite,
        los frutos nacidos de sus hermanas curvan ya todas sus ramas.
        Volved entonces la cabeza para mirar el vaso:
        la flor del ciruelo está completamente, completamente, muerta.

 

 

 

No es imposible que este poema, a pesar de la escena intimista que describe y de su tono de fábula ejemplar, pueda leerse en clave política. En eso también se alinearía con la tradición de la poesía clásica, que admite con frecuencia esa doble lectura. El contraste entre las flores de vaso y las que crecen en el árbol podría ser una contraposición entre dos tipos de “cuadro político”, unos alejados de la realidad del proletariado y otros que crecen y echan raíces entre las masas. Sin embargo, si se trata de leerlo en alguna clave alegórica, prefiero pensar que este poema habla de la experiencia personal del autor. Hay que tener en cuenta que otro de sus seudónimos era “Aimei”, un juego de palabras con el “Emi” de su nombre extranjero, pero escrito con los caractereres

caracteres,
que pueden traducirse como “el que ama las flores del ciruelo”. Esta identificación de Emi Siao con la flor del ciruelo me hace pensar que tal vez el poema puede leerse como un reflejo de su propia experiencia del exilio en la Unión Soviética. La flor arrancada, en ese sentido, sería el propio Siao, que para entonces, según cuenta Eva, pensaba desde hacía tiempo en volver a China.

            En cuanto a la traducción de Juanele, algo llama la atención de inmediato cuando se la compara con la traducción del poema de Mao, y es el grado mucho menor de intervención. No hay, como en “Nieve”, sintagmas agregados o que hayan podido surgir (hipotéticamente) de una interpretación de los caracteres, sino una versión que se apega bastante al original, limitándose a reponer los pronombres ausentes y a hacer una ligera reorganización sintáctica. Podríamos decir en ese sentido que “La flor del ciruelo” es más Emi Siao que Juanele, donde “Nieve” era por momentos más Juanele que Mao.

 

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[FRAGMENTO. Ensayo completo en las páginas 7 a 48 de Hablar de Poesía n° 37]

 

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Miguel Angel Petrecca nació en Buenos Aires en 1979. Es poeta y traductor. Publicó, entre otros, Mastonardi (Neutrinos, 2018), El recuerdo de una pared (n direcciones, 2016), La voluntad (Bajo la luna, 2013) y Un país mental. 100 poemas chinos contemporáneos (Gog y Magog, 2011).>>