De «Sombras» a «XV»

[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 143 a 148 de Hablar de Poesía n° 37]

  

por Alejandro Crotto [1]

 

En 1919 César Vallejo escribió “Sombras”, un soneto de versos alejandrinos con rima consonante:

 

        Sombras

        En el rincón aquél donde dormimos juntos
        tantas noches, Otilia, ahora me he sentado
        a caminar. La cuja de los novios difuntos
        fue sacada. Y me digo: tal vez qué habrá pasado.

        Has venido temprano a distintos asuntos
        y ya no estás. Es el rincón donde a tu lado
        leí una noche, alegre entre tus tiernos puntos,
        un cuento de Daudet. Es el rincón amado.

        No lo olvides. Me he puesto a recordar los días
        de aquel verano, sidos en tu entrar y tu salir
        poca y harta y qué pálida por las salas umbrías.

        Y esta noche, ya lejos de ambos, salto de pronto.
        ¡Son dos puertas abriéndose, cerrándose, al huir
        sombra a sombra a mitad de este tramonto!

 

            Vallejo tenía entonces 26 años. Había publicado un año antes su primer libro de poemas, Los heraldos negros, que se entronca claramente desde su mismo título en el movimiento modernista, si bien desde una voz personalísima. Leyendo “Sombras”, se hace evidente que para 1919 Vallejo seguía desarrollando su poesía dentro de esa filiación, y que también seguía ahondando su modo propio de decir. Así: ahora me he sentado a caminar para escribir ese cruce entre el descanso físico y la desatada actividad del recuerdo. Así también esos tus tiernos puntos que cargan de felicidad erótica la noche evocada.

            Tres años después, en 1922, Vallejo publica su segundo libro de poemas: Trilce. En él, el poema aparece así:

 

        XV

        En el rincón aquel, donde dormimos juntos
        tantas noches, ahora me he sentado
        a caminar. La cuja de los novios difuntos
        fue sacada, o talvez qué habrá pasado.

        Has venido temprano a otros asuntos,
        y ya no estás. Es el rincón
        donde a tu lado, leí una noche,
        entre tus tiernos puntos,
        un cuento de Daudet. Es el rincón
        amado. No lo equivoques.

        Me he puesto a recordar los días
        de verano idos, tu entrar y salir,
        poca y harta y pálida por los cuartos.

        En esta noche pluviosa,
        ya lejos de ambos dos, salto de pronto…
        Son dos puertas abriéndose cerrándose,
        dos puertas que al viento van y vienen
        sombra                    a                    sombra.

 

 

            Un efecto típico de un gran poema es que nos hace revivir algo que no vivimos pero que ya empieza a formar parte de nuestra experiencia. Así sucede con “XV”. Nos da más vida. Es como si la intensidad de su formulación tocara el punto donde coexisten en nosotros experiencia y lenguaje[2]

. Contrariamente a muchos otros de Trilce, no es un poema difícil de empezar a leer: alguien ha vuelto (solo, una noche lluviosa) al lugar donde fue feliz con su novia; recuerda la relación (desde una noche de íntima, feliz cercanía hasta unos días de verano posteriores, más exasperados), y siente una conmoción (“salto de pronto”) a la que se le da la imagen de unas puertas a merced del viento, agitándose oscuramente en vano.

            Veamos en detalle las correcciones:

 

(…)

 

[FRAGMENTO. Artículo completo en las páginas 143 a 148 de Hablar de Poesía n° 37]

 

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Alejandro Crotto nació en Buenos Aires en 1978. Publicó los libros de poemas Abejas (2009), Chesterton (2013), Once personas (2015) y Francisco – un monólogo dramático (2017).>>
  2. Respecto a esa formulación, es notable que aunque “Sombras” parece a primera vista un poema con mayor trabajo formal que “XV”, la verdad es lo contrario: mientras “Sombras” reproduce una forma heredada que por momentos –como en la última estrofa– ahoga la poesía, en “XV” su forma, su cuidada desintegración formal, es el desasimiento mismo del poema.>>