El poeta que enterró sus mentiras
Juan Arabia [1]
Envidia a los hombres que corrieron
Y pudieron escapar
Hacia las periferias
W. C. Williams, Paterson
Juicio
Nos alejamos de la ciudad,
infortunio, infortunio, etcétera…
En la que ya no hacemos
más canciones…
Nuestra flauta quedó encerrada
en la raíz de un sauce:
destruyendo el suelo…
Levantando calles y baldosas.
Nos vamos lejos, amigos:
donde las vacas beben,
donde la savia fluye.
Nuestros versos necesitan
ser juzgados,
pero en tierras más salvajes…
El poeta que enterró sus mentiras
Ediciones de Knopf, Dylan…
En los anaqueles de Blackwell…
Como si la literatura fuera
El único resto de humanidad
Que queda…
¡Las tierras altas de Edimburgo,
La corona acéfala!
Cada paso es una constante pérdida:
Dejé la lluvia en la
Joven Rose Street,
Donde los muchachos de Manchester
—Que bien dejaron la universidad—
Ahora se emborrachan,
abandonando toda idea de independencia.
B. A.
Ciudad donde nací,
sucia como una esclava…
escucha:
Me alejé de tus calles como mis
ancestros se alejaron de Europa;
aturdido por tus depósitos
y por tus nuevos barrios…
Pero no parezco un campesino:
Ahora entiendo que quiero destruir todo.
¡Buenos Aires!
¡El interior se alimenta de tu barco ebrio!
Un solo propósito,
una sola determinación:
Recuperar cada desalojo
de la naturaleza…
el bien y el mal,
desde sus raíces.
Hart Crane cae de un barco
Apagados labios
que conmemoran puertas espirituales,
escucha:
Esto no es una caída…
Es el legado:
Tus delicados jinetes en la tormenta
vienen por vos,
como vendrán por nosotros
—y ustedes—,
aquellos extraños.
Esto no es una caída…
Es el silencioso exilio
hacia la eternidad.
Es el horizonte que se extiende,
—poderosas puertas espirituales—
dentro del hombre y la naturaleza.
- Juan Arabia (Buenos Aires, 1983) ha publicado John Fante. Entre la niebla y el polvo (2011), PosData a la Generación Beat (2014) y El enemigo de los Thirties (2015).>>