meditaciones entre grietas

Celia Caturelli [1]

1

el río fluye
como la mano de un viejo
bajo la luz blanca
de la primavera

oscura y lenta
el agua arrastra
los cristales del invierno
las sombras perdidas
y de los caracoles
el pequeño ovillo verde de silencio

demasiado larga ya
esta vida
demasiada lluvia
demasiada espera
demasiado
todo

 

3

qué fue eso

de escuchar
crecer el pasto
hermana
a veces lo intento
con mi oído pegado
a la boca
de las lágrimas

 

8

no
tú no
que las hojas no pueden cubrir mi desnudez
y tus besos desgarran
como espinas
no que la noche crece como
las alas de un pájaro
muerto

 

9

el cuerpo yace cubierto
con una manta
sobre el suelo helado

el frío gris la nieve oscura
y las bocas que
no muerden ya
tampoco las manos

es ahora el tiempo
de la guerra
pregunta el niño
sin palabras

un pájaro rasga
con su vuelo
el invierno

no florecerá ya más
el cerezo

 

13

en el puño cerrado
boquea el mundo
como una ballena que muere
oscura
en el asombro de una playa
solitaria

boquea en el puño cerrado
el mundo
espinas bajo las uñas

 

16

se abrió la mano
y dejó caer los frutos
rugosos y ya ácidos
la mano que fue raíz
y boca
la que yace ahora
bajo la tierra

la fuente brota

 

17

la fuente brota
sin cerros ni senderos
por donde caer como espuma

la fuente brota sin animales
que beban de sus aguas
ni raíces que la atrapen
hacia las nubes

la fuente brota inmensa
transparente

fuente que llevamos entre los huesos
fuente que nos olvida

 

22

el río fluye
las nubes y los peces brillantes
atraviesan mi rostro
las algas verdes nadan
sobre las mejillas
y los ojos

entre las pestañas se escurren
larvas pequeñas y renacuajos
transparentes

ayer
mi piel era este espejo
que me permitía
olvidarte

hace tan poco tiempo

 

23

pero hoy
reclinada sobre el agua
con las noches sobre las rodillas
comprendo
y guardo la perla del recuerdo
como a un regalo
envuelto en papel de seda

la luna palpita sobre los árboles
oscura

 

24

entre los dedos
se apretujan las voces del pasado
enmarañadas en ovillos
multicolores

ellas te hablan en silencio
de las curvas del camino
los precipicios
las abruptas laderas
los abismos negros y filosos

de aquellos monstruos sin alas
que alguna vez te agarraron de los pelos
y la nuca
hasta el grito

y ya no
solamente esos hilos de algodón
inofensivos

 

26

eras un fiero halcón blanco

tus alas no protegían
pero sí tu pico
que lastimaba queriendo besar
besos como puntas
pedacitos de hielo

ahora tu vuelo te lleva lejos
allá en donde mi mirada no te alcanza
tampoco mis lágrimas

desde lo alto quizás
custodies mi camino

tu blanco se diluye
entre las nubes

 

27

no hay espera no hay regresos
no hay regalos ni hay esquinas
en donde se pueda  jugar
a las escondidas

allí el espejo
allí la copa
allí los narcisos
amarillos

aquí la tarde que tanto cae
aquí la noche
aquí el olvido

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Celia Caturelli (Córdoba, 1953) ha publicado Cantos del carnicero (2012). Los poemas que aquí se recogen pertenecen al libro inédito 91 meditaciones.>>