Para ser profeta en su tierra

(Valeria Melchiorre: Amelia Biagioni: la “ex-centricidad” como trayecto. Poesía y campo poético, poesía y multiplicidad: el camino hacia lo singular. – Ediciones Corregidor)

 

En el año 1997, quien esta reseña escribe tomó un curso sobre poesía latinoamericana del siglo XX en la Universidad de Maryland, que dictaba el escritor y estudioso Jorge Aguilar Mora. Allí, entre César Vallejo, Vicente Huidobro, Oliverio Girondo, Salomón de la Selva, José Gorostiza, Jorge Luis Borges, entre otros de los más ilustres representantes de la poesía en español en este lado del planeta, se encontraba una poeta argentina contemporánea cuyo nombre se me revelaba por primera vez, con la sorpresa y el extrañamiento que esto puede implicar: Amelia Biagioni. Que un mexicano, en los Estados Unidos, fuera el nexo para conocer la obra de una autora de mi país me mostró no sólo que estaba en el lugar indicado sino también que hay individuos que tienen el raro destino de no ser profetas en su tierra. La experiencia de Valeria Melchiorre viene a confirmar esa condición, puesto que la excelente investigación que conforma su libro es resultado de su tesis doctoral defendida en Francia, en la Universidad de París 8, Vincennes-Saint Denis. Como ella misma afirma, conoció la obra de Biagioni en Argentina a mediados de los 90 y debió enfrentar dificultades para reunir no sólo materiales de trabajo de orden documental sino hasta los libros de la autora, ya que para aquellos años y hasta la publicación de su Poesía Completa por Adriana Hidalgo en 2009 (edición que estuvo a cargo de la misma Valeria Melchiorre) nunca había sido reeditada.

A partir del concepto de ex-centricidad, Melchiorre trabaja a contrapelo del escaso interés que la crítica argentina ha demostrado por incluir a Biagioni en el sistema de nuestras letras. Por una parte, se alude a la formación de un exiguo canon integrado por un limitado número de autores, operación que desde hace años viene llevando a cabo la hegemonía académica que ostenta la UBA en el ámbito de los estudios en literatura argentina del siglo XX y cuya obra cumbre es la Historia crítica de la literatura argentina liderada por Noé Jitrik; Melchiorre releva pormenorizadamente los capítulos dedicados al género poético en los distintos tomos que corresponderían al período temporal que abarca la obra de Biagioni para constatar la ausencia de toda mención a la poeta. Por otra parte, se observa que la condición de ex–céntrica en Biagioni es también resultado de una decisión de la propia autora, de su propia obra y de las acciones, o carencia voluntaria de estas, llevadas a cabo en el plano del campo intelectual, que le permitieran proyectarse y vincularse en un haz de relaciones.

El trabajo se adentra en un territorio virgen, donde las escasez de referencias críticas específicas, la mayoría de ellas de índole periodística salvo por el libro de Cristina Piña y Clelia Moure, Poéticas de lo incesante: sujeto, materialidad y escritura en Amelia Biagioni y Néstor Perlongher (cabe aclarar, y la autora así lo señala en el prólogo, que la escritura de la tesis es anterior a la publicación del libro Amelia Biagioni, por Ediciones del Dock en 2012, que reúne ensayos de diferentes críticos entre los que se encuentra la misma Melchiorre) se supera con un sólido y amplio marco conceptual que le permite a la autora elaborar su análisis desde lo inexplorado. Una de sus virtudes es la de proponer relaciones novedosas tanto en el plano del sistema literario argentino como en el de la obra puntual de Biagioni, ya que, dentro de ese territorio inexplorado, el trabajo es abarcador de lo textual así como de lo sociológico.

De este modo, el libro está dividido en dos partes; en la primera se analiza la ubicación periférica de Biagioni en el campo intelectual, las instancias de consagración y legitimación así como las razones intrínsecas para su marginalidad pese a estas instancias. Luego, se pasa a revisar comparativamente las relaciones entre la poética de Biagioni y la de los poetas argentinos con los que puede vinculársela o se la ha vinculado: Alfonsina Storni, José Pedroni, los poetas neorrománticos del cuarenta, Susana Thenon, Alejandra Pizarnik y Oliverio Girondo, relevando tanto los elementos comunes como aquellos en los que se distancian. Esto constituye un enorme avance en los estudios de la poesía argentina (en los que, como también Melchiorre lo señala, carecemos de una historia actualizada y lo más completa posible) ya que permite vislumbrar una parte, por acotada que sea, del sistema que forma el género. En la segunda parte, el ensayo se concentra en la obra de Amelia Biagioni y sus sentidos. Aquí se echa luz, con agudeza y sensibilidad de lectura, sobre la problemática de la subjetividad y la alteridad, el lenguaje, la religiosidad así como las relaciones entre la obra y otras artes como la música y la pintura. La complejidad de la obra de Biagioni se recupera, así, en toda su dimensión, especialmente en lo que Melchiorre considera una segunda y tercera etapas en la producción de la poeta, constituidas a partir de El humo. El trabajo demuestra cómo esta poética de madurez realiza la operación de soslayar la expresión de la intimidad y muestra, en cambio, un yo plural, que no obstante no se disuelve en esa multiplicidad sino que se asume en una plenitud cósmica y tiende, por lo tanto, a la vitalidad. Aun la violencia aparece como una fuerza vital que da impulso al universo: “El todo es un instante o ascenso / con un amor o víctima primera / de otro / consumido / por la víctima / de otro / devorado / por la víctima / de otro y siempre así / feliz y atroz / y siempre diferente, / hasta un amor o víctima final / que es la primera / dentro de otro universo”. La obra de Biagioni manifiesta su originalidad en su carácter singularmente vitalista y afirmativo, lo que la distancia de otras poéticas surgidas en la literatura argentina del siglo XX.

Amelia Biagioni: la ex–centricidad como trayecto… es no solo una obra desarrollada con rigor analítico y escrita con una prosa elegante y clara que invita a seguir leyendo; es también un libro imprescindible en tanto que abre caminos para leer la obra de la poeta santafesina y repensar nuestro sistema literario (recordemos que la noción de sistema implica que todo lo que en él se agregue o se cambie modifica el sistema todo). Frente a la voluntad reduccionista y meramente reproductiva de conceptos que se evidencia en la crítica realizada desde determinadas universidades centrales en Argentina, que ha convertido al campo de estudios de nuestra literatura en una especie de meseta raleada y previsible, sólo podemos, como lectores con diversos grados de especialización, pensar que afortunadamente existen otras universidades en el país y en el exterior cuyas agendas son mucho más amplias y arriesgadas, que siguen teniendo como premisa los verdaderos ejes de toda investigación, vale decir la indagación allí donde hay algo no contemplado y el cuestionamiento de los lugares cómodamente establecidos. El trabajo de Valeria Melchiorre es digno representante de esta segunda línea salvadora y revitalizadora de nuestros estudios críticos.

 

María del Carmen Marengo