Un eco de los días de placer

Pablo Anadón [1]  

 

Releyendo a Kavafis

Hundido en una vieja reposera
De vuelta del trabajo, con la hora
Silenciosa regresa lo que fuera
Su vida alguna vez. ¿Aún la añora?
Es tarde y está solo. Bebe, fuma,
Hojea un libro, lo abandona, bebe
Un sorbo más, se pone en pie… Se esfuma
Lejana, turbia, la ciudad. Ya llueve.
Resuena el agua en las baldosas, trae
Un eco de los días de placer:
Todo lo dio por una sensación
Soñada y realizada. En calma, cae
La lluvia. Hizo sufrir. No halla perdón.
Busca el olvido: no sentir, no ser. 

 

En vela

La noche en vela se consume
Silenciosa en el lento
Goteo de las horas. 

Hay quien, en la penumbra,
Busca un cuerpo o una copa
Para saciar una insondable sed.

Y hay quien, al resplandor
Difuso de una lámpara,
Acodado en la mesa, 

Espera una palabra,
La palabra precisa
Que le dé la ilusión 

De una vida cumplida.

 

Despertar con lluvia

Despertar al murmullo
De la lluvia en el patio. 

Inmóvil al arrullo
De la almohada soñar
Con los juegos del día
Hasta oír una voz
Cálida en la cocina
Y el aroma del mate
Cocido y las tostadas. 

Darnos vuelta en la almohada
Para no despertar. 

 

Leyendo a Hobsbawm

                                                          Still falls the Rain…
                                                                Edith Sitwell

 

 

Sigue lloviendo. Adentro, en el silencio
De mi casa de infancia, leo la historia
De matanzas, hambrunas, migraciones
Del espantoso siglo XX. 

A mi lado, enroscada en su almohadón,
La vieja gata de mis padres viejos
Duerme plácidamente. No la inquieta
El tiempo que le queda por vivir. 

También duermen mis padres,
Y la lluvia en la noche, y el rumor
Mudo del sufrimiento universal,
Parecieran un sueño, un largo sueño oscuro. 

 

Escuchando música con Mariana

Y pensar que en un tiempo
(Mítico para vos, y para mí
Tan próximo, y no obstante tan borroso
En la memoria -una fotografía
De una hora feliz, fuera de foco)
Cabías toda entera entre mis brazos. 

Yo te cantaba para que durmieras.
Ahora, tendidos lado a lado,
En silencio escuchamos una música
Que vos has puesto para que yo entienda
Lo que te gusta. Sí, creo que entiendo. 

Pero mi mente es una lanzadera
Que va desde el presente hacia el pasado
Y del pasado vuela hacia el futuro: 

Allí te veo, sola, ya sin mí,
Oyendo nuevamente estas canciones
Y me pregunto si estará el recuerdo
Entonces de este instante con tu padre
Aunque sea brumoso como una vieja foto, 

Si a pesar de la niebla de los años,
La muerte y la distancia,
Este abrazo de hoy podrá ampararte. 

 

Releyendo a Seferis en la noche

Releyendo a Seferis en la noche
Después de tantos años, mientras duerme
Una joven mujer junto a tu almohada,
Pura presencia y lejanía pura 

En sueños. A sus pies, la gata negra
Sueña también, también suspira a veces
Como si se quejara. En la ventana
Se arremolinan ciegas las estrellas. 

Cuánta vida perdida en estos años,
Cuánto daño que hiciste y que te han hecho,
Cuánta obra no escrita, cuánta inútil 

Dispersión en el viento de la época…
Pero vuelve, más hondo ahora, su verso:
En el fondo soy cosa de la luz. 

 

Una casa en la sierra

Ningún lujo tenía
Esa casa en la sierra
Salvo las aberturas
Azules como un mar
Resquebrajado 

Y en la sombra que afuera
Daba la galería
Grandes jaulas con pájaros
(Zorzales, reinamoras,
Reyes del bosque, mirlos): 

En su plumaje estaban
Las joyas de ese día;
Ellos fueron los ángeles
Musicales, guardianes
Que nos dieron asilo.

  

Dr. Zhivago

Todo, a partir de ahora, es despedida,
Se dice, sin palabras, mientras mira
El velador, los libros, los retratos
De otros días felices 

Con ella, que sonríe hacia el futuro
Donde él, en esta noche, la contempla
Dormida de perfil sobre la almohada
Sabiendo que ya todo es despedida. 

 

Paisaje

Como en aquellos versos
Del Gran Tonto Ryoku
Veo en un alto del camino
Sólo montañas, nubes, pájaros
Y el cielo azul sobre la tierra parda. 

Tampoco yo tendría
mucho más que decir.

 

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Pablo Anadón (Villa Dolores, Córdoba, 1963). Ha publicado, en poesía, Lo que trae y lleva el mar (1994), El trabajo de las horas (2004) y Estudios de la luz (2010). También es autor de los volúmenes de crítica literaria El astro disperso (2001) y La poesía en el país de los monólogos paralelos(2014).>>