Bernat Metge
Lucas Margarit [1]
el ángel es el peor de los dragones
J. E. Cirlot
pasé mi vejez reuniendo
formas ácidas y plantas acuáticas
observando, cada tanto, en cada ocaso
la forma cubierta del mar
la vejez de los hombres hermosos como el cáctus
cada vez que los golpes acariciaban los quiebres de la orilla
pasé mi vida buscando entre las biblias oscuras
la vida disimulada de Bernart
a la sombra de la vela de resina oscura vi las primeras ciencias
cinceladas con imperturbabilidad por una mano que todavía
no temblaba
leí las primeras lecturas del mito y de los objetos
vi los primeros dibujos que contenían
el límite entre esto y aquello
el límite que formaban las fibras del pergamino mohoso
II
aquí estamos Bernat
incluye el mar
en tu mano y recompone
la canción
de la creación
la canción que fue el origen
de tu muerte
IV
Bernat mira los cipreses caídos
y se aleja de la capilla blanca
junto al cementerio de la última noche
antes de partir
VI
el cielo está invertido
o debajo de la nieve
las manos se sostienen
en el cuerpo vacío de los pájaros
XV
Pater:
deja las hierbas
y ayúdame a distinguir
la costa del mar
el ritmo del acento
cuando vuelvas
con la bendición de un rey
busca en el camino
las palmas de mis manos
ahora hambrientas
Madre Agnes:
¿qué haces sola frente al fuego?
ayúdame a distinguir
la vida y su muerte
que a estas horas tengo la vista cansada
por la luz ocre de las velas
XXVI
detrás de los desiertos
está el desierto blanco
como una sábana de grillos
que comen las hojas iluminadas
del cielo
XXVII
Soneto 36 (del cuaderno oscuro de Bernat)
No sea Orfeo quien guíe mi camino
Así como de Dante fue guía aquel Virgilio
Ni se cambie el mal por bien nuestro designio
O se acomode a los moldes poéticos ya idos
Es Tiresias que clama y quien discute
Las pausas, los acentos y los versos
De toda la tradición caída del soneto
Disuelta en el mar por otros muertos
Soy Bernart, ya muerto y atrapado
Por las palabras que dijo un dios en el pasado
Y ahora sueño sin guía y sin quebranto
A través del cuerpo, de un cielo y del espanto.
No fue Orfeo conduciendo las pisadas
A las piedras, a las muertes y a la nada
XXVIII
Soneto 47 (del cuaderno oscuro de Bernat)
No hay reconstrucción si antes no hubo un cuerpo
Donde la sal, la piedra y el fermento
Hayan causado el esperado nacimiento
De sapos, culebras y de muertos
No soy yo quien se pudre sino el cuerpo
De la noche caída en un agujero
Lleno de barro, de oro y de amuletos
Que los vivos colocaron sobre el muerto
Sin embargo, son las manos que toman las monedas
Con palabras, oraciones, tinta negra
Y la piel es hoy un pergamino
Que sugiere apenas un camino
Es la nada que rodea nuestra espalda,
Es un dios helado y sin palabras
XXIX
ahora necesitas la sed
para preguntar
quién caza desnudo detrás del bosque blanco
en tus manos
caben perfectamente
los huesos de un pájaro vivo
necesitas la sed para demostrar que tu cuerpo ha cambiado
XXX
despierto y triste
desconsolado e inmóvil
en mi celda espero la nueva llegada
DEO GRATIAS
- Lucas Margarit (Buenos Aires, 1966) ha publicado los siguientes libros de poesía, Círculos y piedras, Lazlo y Alvis y El libro de los elementos, y los ensayos Samuel Beckett. Las huellas en el vacío y Leer a Shakespeare. Notas sobre la ambigüedad.>>