Imagen de una experiencia

Alejandro Crotto
(Miguel Ángel Petrecca – selección y traducción-,  Un país mental, 100 poemas chinos contemporáneos – Ediciones Gog y Magog)

 

Raro, bien raro es este fruto de la a veces sorprendente cultura argentina. Imperdible: una antología de cien poemas chinos contemporáneos. Su autor es el poeta porteño Miguel Ángel Petrecca, quien con jóvenes treinta años: (i) se interesó a partir de sus lecturas de Pound por los ideogramas y la poesía china; (ii) comenzó con un grupo de amigos sinólogos amateur a juntarse semanalmente para intentar descifrar algunos poemas de Tu Fu; (iii) disuelto el grupo después de unos pocos encuentros frustrantes, estudió chino, ganó una beca que le permitió estudiar y vivir en la China, donde conoció in situ el panorama de la poesía china contemporánea gracias a su estadía en Beijing y a los viajes que realizó por el país; y (iv) volvió a la Argentina con esta antología de cien poemas chinos contemporáneos que presenta con una informativa y divertida introducción sobre la transformaciones de la poesía china durante el siglo xx[1] y culmina con un diario de viaje de notable fuerza poética.

 

La antología. La antología reúne diecinueve poetas nacidos desde 1928 hasta 1973, mayoritariamente en las décadas de los ´50 y los ´60. Se presenta sólo la versión castellana de los cien poemas (los originales chinos están disponibles en la dirección web comounamoscadelargaszancas.blogspot.com.ar). Al final del conjunto se incluye un breve apartado de notas que repone información sobre elementos de la cultura china relacionados con los poemas.

  

Lo más llamativo de estos poemas chinos contemporáneos es que suenan chinos y contemporáneos, efectivamente. Los primeros poemas, por ejemplo, ilustran la ruptura de la poesía de la primera mitad del siglo xx con la tradición y son como una versión china de las vanguardias europeas continentales, con ese mismo aire irreverente e iconoclasta. Abundan versos como éstos: “¿Qué nos importa no figurar/ en la Antología de los 300 poemas Tang?/ ¿Qué sentido tienen los nueve grados de la oficialidad?/ Todo esto no tiene ninguna importancia./ Aquel día todavía no habías vomitado tus versos/ borracho sobre la escalera de jade de los ricos. (…)”. Más adelante en la antología, el autor nos presenta en varios poemas una sugestiva mezcla entre algunos elementos que el lector argentino promedio[2] podría asociar con la poesía china (presencia de la naturaleza, quietud, espíritu confucionista, amor por el camino y el vino) y la presencia de un tono marcadamente rioplatense, que en particular recuerda al modo directo de decir en poesía que cultivaran Giannuzzi y su estela. Por ejemplo (nótese el uso de la segunda persona, nótese el queísmo del quinto verso):

 

Viento

Al cruzar la puerta todo es viento,
viento que tironea debajo de tu ropa.
Es tu primera vez en una ciudad de meseta.
Sentís el viento que tira de tus pies
y tenés miedo que detrás de la ciudad haya un abismo.
Las ciudades de la mesetacomo granos de arena sobre un papel
tiemblan en el viento.

 

En la página 83, la disposición estrófica de una traducción en verso libre no rimado de un poema de Xio Kaiyu hace pensar que el original debe de ser un soneto.  ¿Usará la rima? Casi seguro que no. ¿Y cuál será la importancia del soneto en la tradición poética china? No lo sabemos. Y justamente en eso reside parte del encanto de esta antología: por ser la poesía china en general, y en particular la contemporánea, algo tan irremediablemente alejado, el lector se entrega a la lectura sin suspicacias. Sabe –el antólogo se encarga desde el título mismo del libro de decírselo varias veces[3] – que, más que el estado de situación de la poesía china contemporánea, se le presenta la imagen de la experiencia de Miguel Ángel Petrecca con la poesía china contemporánea. Vale la pena conocerla.   

 

Ciudades de paso. El libro termina con 40 páginas de un diario de viaje intitulado “Ciudades de paso” que está formado por breves entradas sin fechas ni demasiadas referencias. Son relatos mínimos (a veces simples impresiones o incluso notas sobre lecturas o citas) que condensan poderosamente la experiencia del viaje del autor. La extrañeza, la fascinación, la soledad, el humor, la pasión del autor por la antología que está preparando aparecen una y otra vez en núcleos radiantes a lo largo de las páginas. Si una de las cosas que definen a la poesía es la condensación de significados, el poder de evocar y sugerir a partir de el uso artístico del lenguaje, sin lugar a dudas este diario no trae menos poesía que el resto del libro.

Aquí un ejemplo de la fascinación del recién llegado autor por el ideograma:

 

De noche [la ciudad] es hermosa, con todos los carteles iluminados, los ideogramas en rojo, en verde y en azul, titilando (en un callejón, un tembloroso cartel de neón naranja, formado por un solo carácter   –  que representa gráficamente el producto vendido: brochettes).

 

Aquí un elemento de la cultura cotidiana de la China, que evoca en el lector la paulatina vuelta a la normalidad después del paréntesis de los festejos del año nuevo:

 

El día de hoy, el segundo o tercero después del año nuevo, se llama: “el dragón levanta la cabeza”.

 

Aquí, para terminar, este otro, kafkiano, de poderosa extrañeza:

 

Después de la muerte, el hombre se convierte en fantasma o gui. Pero el fantasma también muere, y se convierte en jian. Nadie sabe bien qué o cómo son los jian, nadie nunca ha visto uno, sólo se sabe que los fantasmas les tienen miedo a los jian de la misma forma que los hombres les tienen miedo a los fantasmas.

 

Alejandro Crotto

 

p.s. Quizás al hacerlo me dejo llevar demasiado por el tono porteño de los poemas y por el sentido del humor que le adivino al poeta antólogo, pero no parece disparatado suponer que tal vez más de un poema chino sea en verdad suyo, o que incluso alguno de los poetas presentados sea completamente un oriental heterónimo. Conjeturar cuáles o cuál en las relecturas, he ahí otro de los encantos posibles de este libro.

 

Notas al pie    (>> volver al texto)
  1. Divertida e informativa, como cuando para mostrar la efervescencia poética en la China a mediados de los ochenta se listan algunos de los muchos grupos que participaron de una importante convención en esos años. Entre nombres esperables como “Postobjetivistas” o “Poesía de la experiencia”  se nombran los grupos “Conciencia de Cuarto de Enfermo”, “Gatos Triangulares” y el fascinante “Poesía de las Ocho en Punto”: listado sumamente chino-borgeano que hará, como muchas otras cosas del libro, sonreír al lector.>>
  2. O sea, aquel que no guarda de la poesía china más que la difusa impresión que le dejó la lectura de alguna antología general sobre poesía china clásica, y recuerda una o dos cosas de Li Po y Tu Fu.>>
  3. Por ejemplo, cuando cuenta en el diario de viaje una comida con el poeta Xio Kaiyu, quien le presenta a otro poeta chino: “Ante el poeta joven me presenta como «a él también le gusta la poesía con contenido». Sin embargo, me pregunto si queremos decir exactamente lo mismo. (…) La comida no me gustó.”>>